19 de noviembre de 2018

Proyecto Prehistoria

Como sabéis este trimestre estamos trabajando la Prehistoria. 

Hemos aprendido un montón de cosas y se les ve muy entusiasmados con el tema. 


Para comenzar el proyecto un día nos encontramos en clase con un montón de cosas. 

¿Qué sería todo aquello? 



Algunos ya tenían muchas teorías sobre qué era aquello y parce que estaban un poco de acuerdo en que eran cosas de hace muchíiiiiiiiiiiiisimo tiempo, cinco millones de años como decía Martín. Así que para saber a ciencia cierta de qué se trataba decidimos ponernos a investigar. 

Además en ese montón de cosas había un pincho con la película de los Croods que fuimos viendo a cachitos durante varios días. La película les gustó mucho y a partir de ella dedujeron varias cosas. 

Algo que teníamos claro era que en la Prehistoria vivían en cuevas así que nos dispusimos a construir una cueva para Pepa con plastilina, tarea que resultó bastante complicada y les hizo dar varias vueltas a la cabeza. Tenía que sujetarse de pie y además tenía que tener un techo y proteger a Pepa. Nada fácil.























Como queríamos aprender mas cosas sobre el tema decidimos escribir una carta a las familias pidiendo un poco de ayuda y algunos materiales sobre los que poder investigar. 



Hemos aprendido que los hombres prehistóricos se hacían la ropa con pieles de animales y su aspecto era un poco diferente al nuestro. Así que todos nos hemos convertido en Cromañones con nuestro vestido de piel y nuestros pelos largos y despeinados. 





Nuestro rincón de juego simbólico se ha transformado un poco y tenemos una cueva con la que poder jugar a ser hombres y mujeres prehistóricas. ¡A ver si nos dura hasta que terminemos el proyecto!


Ya sabemos qué animales había por aquella época, algunos aún los tenemos como los conejos, los jabalís, los ciervos o los caballos, pero otros han cambiado un poco o ya no existen. 

A los hombres de la prehistoria les gustaba mucho cazar mamuts porque de ellos podían aprovechar casi todo, además eran muy grandes y les proporcionaba mucha comida. Pero no era sencillo cazar uno de esos animales. Solían hacer trampas para luego poder matarlos. 

 Esta es nuestra trampa


Y este nuestro mamut

Después de mucho esfuerzo conseguimos que cayera en la trampa. Aprovechamos sus colmillos para hacernos tiendas, su carne para alimentarnos y su piel para hacer nuestra ropa. Solo que la piel había que limpiarla, secarla estirada, cortar lo que necesitáramos y coserla con agujas de hueso. 

Aquí vemos a Martín limpiando la piel del mamut con un rapador hecho de piedra, está preparándola para poner a secar. 


También nos hemos hecho nuestro propio mamut.



El decubrimiento del fuego. Hemos visto que esto fue algo muy importante que les cambió la vida. A partir de entonces podrían comer alimentos cocinados, iluminar sus cuevas, defenderse de los animales  y tener calor. Su descubrimiento fue algo fortuito, pero aprender a hacerlo era algo bastante complicado y nosotros lo comprobamos.





Intentamos hacer fuego con unas piedras que al chocar producían chispas, pero no era nada fácil, incluso era complicado hacer saltar las chispas. 


También probamos con un invento que nos había traído Mikel, había que frotar mucho un palo con otro e intentar que saliera humo,pero también resultaba imposible.

 Aunque aquí si vimos el fuego porque Mikel nos dijo que podíamos hacer trampas como su abuelo y encender con un encendedor 😉.





 El arte en la Prehistoria. Todos estaban de acuerdo en que los hombres y mujeres prehistóricas sabían dibujar, que lo hacían en las cuevas e incluso alguno me supo decir lo que dibujaban. A esta alturas ya hemos visto muchas imágenes y no era difícil saber algo de esto, pero ¿con qué pintaban?, ¿cómo lo hacían?

Casi todos me dijeron que con sangre de animales y que se fabricaban pinceles con palos, plumas,...

Vimos imágenes de algunas cuevas en las que hay dibujadas muchas manos, algunas están en positivo (estampadas con pintura) y otras en negativo, en este caso soplaban la pintura a través de un hueso sobre la mano y el dibujo era lo que resultaba al quitar la mano, a estas se las llama manos en negativo. 

Esta es la técnica que intentamos pero era muy costoso salpicar mucha pintura para que se quedara la marca de la mano, así que otra vez hicimos un poco de trampa y la repasamos con un pincel. Utilizamos el rojo simulando la sangre de animal y tanto habíamos hablado de ello que alguno me preguntó en varias ocasiones si realmente era sangre.  ¿Qué habrán contado en casa?


                                          



 Además estamparon sus manos en positivo en nuestra cueva que más adelante decoraremos con auténticas pinturas de caza. 

Pero cuando hablábamos de pintura siempre recurrian a la sangre y no me podían explicar como podían conseguir otros colores como el marrón, el ocre, el naranja o incluso el blanco. 

Así que salimos a la calle a ver si había algo con lo que poder pintar y que no fueran pinturas. 


Probamos con varias cosas y finalmente vimos que las hojas verdes y el barro también pintaba y que además se conseguían colores diferentes. 


Así que entramos en clase e intentamos hacer pintura con algunas sustancias que utilizamos a diario pero no precisamente para pintar. Lo que quería hacerles ver es que se puede fabricar pintura con elementos naturales y que en la prehistoria así lo hacían, machacando diferentes piedras y mezclando el polvo resultante con grasa animal e incluso utilizando el carbón de ramas quemadas. 

Así que nos pusimos manos a la obra, mezclamos con agua y un poquito de aceite y con el resultado probamos qué era lo que mejor pintaba y qué colores habíamos obtenido. Utilizamos café, pimentón, cacao, canela y arcilla. 






Les encantó experimentar con esto y vaya mezcla de olores que quedó en clase.

18 de noviembre de 2018

Salida otoño



La semana pasada aprovechamos un ratito antes de la hora del recreo para hacer una pequeña salida y ver lo bonitos que tenemos los árboles del parque. 



El otoño está en su mejor momento, algunos árboles estaban completamente amarillos y el suelo estaba lleno de hojas con las que jugar. 




Además, no pudimos volver sin probar los columpios del parque. 


¡Qué bonito el otoño!